Lápida sepulcral de don Francisco Aínsa, Iglesia del Salvador de Teruel
En la iglesia más desconocida de Teruel, la del Salvador, encontramos la lápida sepulcral de don Francisco Aínsa.
Una lauda sepulcral es una losa de forma regular que se utilizó a lo largo de la historia, sobre todo durante la Edad Media y la Moderna, con un uso exclusivamente funerario. Además esta lápida se coloca sobre la sepultura para facilitar la identificación del difunto (a través de su nombre, profesión, o estirpe), invocar una oración por su alma, o dejar constancia del papel que había tenido en la comunidad.
Entrando por la calle del Salvador, y en la zona del evangelio se encuentra situada en el pavimento de la capilla de Santa Quiteria la lápida de don Francisco Aínsa, racionero de dicha iglesia.

Actualmente dicha lapida está cubierta por un cristal y pasa muy inadvertida. Es una lápida muy sencilla, lo más llamativo de ella es su pentágono y un cuatro debajo. Todo el texto se encuentra en el contorno, y dice "Aquí yace el cuerpo del Francisco Ansía, doctor en sagrada teología y derecho canónico; Canónico de la iglesia turolense. Murió en el año 1654". Según la interpretación del arquitecto José María Galán, no se pudo esculpir todo el texto en los laterales por falta de espacio, por lo que en la esquina de arriba la derecha solo se pudo poner las cifras 1-6, así que las dos figuras centrales representaran los números 5-4 formando la cifra 54 solucionando el problema de la fecha. Esto era muy típico en el barroco.
Francisco Aínsa posiblemente en Teruel ya que esto era una condición fundamental para poder ser racionero en Teruel. No sabemos mucho sobre su familia, además de él era muy conocido su hermano llamado José.
De Francisco sabemos que en 1615 consigue el ser racionero de la iglesia del Salvador y posteriormente será doctor en Sagrada Teología y en Derecho Canónico. Y ya en 1627, durante el pontificado del obispo Fernando Valdes Llano, fue nombrado canónigo coadjuntor del doctoral de la Catedral.

Francisco Aínsa tuvo que mediar en algunos problemas dentro del obispado de Teruel, como cuando los conjueces de la ciudad se habían excedido en sus obligaciones él estuvo mediando para que el obispo solucionara el problema.
En 1634 será posicionado a la canonjía doctoral de la Catedral, por lo que su función será de asesor jurídico del cabildo catedralicio. El 19 de diciembre de 1642 es comisionado por elección de sus compañeros de cabildo para que vaya a Roma a defender algunos asuntos del cabildo.
Dos años después, 1644, cesara como vicario general por Fray Juan Cebrián, en ese año la cura diocesana de Teruel será remodelada entera. En 1646, Francisco Aínsa y Lucas Sangorrín formaran parte del comisionado para ir a Zaragoza y dar la enhorabuena al nuevo obispo, Diego Chueca Rincón; y además saludaron al arzobispo Fray Juan Cebrián que había gobernado la diócesis años atrás.
En 1648, el cabildo aporta al reinado de Felipe IV unas 2000 libras según informa el canónigo Aínsa. Dos años antes de morir, 1657, estuvo presente también en el sínodo de la Catedral.
Francisco Aínsa fallecerá el 29 de enero de 1659. Dispondrá que se le entierre en la iglesia del Salvador y que de dijese una misa diaria durante el primer año después de su fallecimiento en la Capilla del Santo Cristo (hoy desaparecida). Además dejara una función para que si hubiese presente en la ciudad algún sentenciado a muerte por la justicia, le acompañe la iglesia del Salvador hasta el suplicio y le tomara la bula. Después de su muerte le cantase una misa en la ermita del Espíritu Santo, situada en la calle del Tozal. Y en caso de no haber reo se le diga dos aniversarios en dicha ermita. Además da otras dos fundaciones, una para los racioneros del Salvador que celebren misa en el Santo Hospital y la otra para que la iglesia del Salvador diera misa rezada en la ermita del Espirito Santo. Todo esto vario en 1700 en virtud de un decreto de reducción de misas que promulgo el nuevo obispo Francisco José Rodríguez Chico.
Dicho personaje debió ser muy relevante en la ciudad, así que el consistorio concedió poner el nombre de la familia Aínsas a una calle del barrio de la antigua Judería, actualmente se sigue llamando así.

Para saber más está:
Turolenses ilustres en la nomenclatura callejera de la ciudad de Teruel por Manuel Trenzado.
Historia de los Obispos de Teruel (1614-1700), por Juan José Polo Rubio